Declarado parque natural en el año 1998, es un espacio protegido, de alto interés ecológico. Al margen de las especies protegidas de flora y fauna que habitan este lugar, es especialmente remarcable prestar atención a las esculturas que el viento de Tramontana ha esculpido en sus agrestes y singulares rocas de pizarra. Se puede practicar senderismo por las distintas rutas, que están marcadas en todo el parque, así como también se puede disfrutar de las especies subacuáticas haciendo submarinismo en este lugar privilegiado.